LOS DUELOS EN LAS PERSONAS ADOPTADAS

Al contrario de lo que pueda pensarse, la adopción no es sólo una historia de ganancias donde el menor o la menor gana una familia, estabilidad, el amor de unos padres, un futuro, etc. Porque la adopción, que puede convertirse en una experiencia muy positiva, se escribe sobre las pérdidas.

Y es que las personas no sólo experimentamos duelos cuando perdemos a alguien a quien queremos. Toda pérdida, ya sea de personas, lugares, situaciones o estados, generan un proceso de duelo. Y la adopción tiene un poco de todo esto, por tanto, son múltiples los duelos a los que se enfrentan las personas adoptadas.

●    Pierden a sus padres biológicos.

●    En muchos casos pierden también a sus hermanos.

●    Otras personas que pudieran haber formado parte de su vida hasta el momento.

●    Pierden el contexto social y familiar que hasta el momento conocían y le servía de referencia.

●    Pierden sus raíces, sus orígenes familiares y biológicos.

●    Pierden también su cultura de origen: costumbres, alimentación, religión, etc. y la posibilidad de crecer dentro de ellas.

●    En caso de que tuviera rasgos étnicos, pierde también el hecho de crecer inserto en un contexto social en el que todos son como él/ella. Un contexto social en el que no sea diferente a los demás.

           Estos duelos no se despiertan todos al mismo tiempo. Unos forman parte de las primeras etapas tras la adopción y otros van despertándose a lo largo de la vida, a medida que la persona adoptada va tomando conciencia de estas pérdidas y de su significado.

Y como cualquier proceso de duelo, también los duelos de la adopción tienen sus fases, sus tiempos y la necesidad de ser superados para poder restablecer el equilibrio emocional. Muchas veces los padres adoptivos se sienten perdidos y no saben cómo actuar, otras veces ni siquiera son conscientes de que esto está sucediendo porque los niños y adolescentes pueden expresar el duelo de múltiples formas y a veces lo expresan de manera que para los padres es difícil de descifrar.

Las personas no nos enfrentamos a los duelos de la misma manera. Unos tocan las emociones de manera profunda y se dejan llevar por ellas, otros ponen en juego mecanismos de evitación para protegerse de estas emociones y evitar un mayor sufrimiento y otros se sitúan en un punto medio, aceptando las emociones al tiempo que tratan de seguir adelante.

Para poder atravesar por estos duelos y resolverlos adecuadamente de manera que la persona adoptada pueda seguir avanzando en su crecimiento vital y emocional son tres las patas en las que este proceso debe apoyarse:

●    Características personales del propio niño o niña, su temperamento innato, su modo de enfrentarse a la vida.

●    Las características y habilidades de sus padres adoptivos que les hacen ser padres terapéuticos.

●    El acompañamiento profesional en el contexto de la psicoterapia.

Muchas veces, cuando las dos primeras premisas se encuentran en niveles altos, es decir, buenas capacidades de afrontamiento de la persona adoptada así como padres sensitivos, responsivos, formados, informados y con adecuadas características personales, entre otras, la persona adoptada puede avanzar en su vida e ir resolviendo etapas sin necesidad de acompañamiento psicoterapéutico. Pero es una difícil tarea y muchas veces las personas adoptadas y sus familias se pierden o se desorientan en algún punto del proceso. Es en estos casos en los que es oportuna la intervención profesional. La misión de la psicoterapia es adquirir perspectiva, ayudar a reconocer, validar y aceptar sentimientos, acompañar a la persona adoptada a unir las piezas del puzzle que forman su identidad para poder ver la imagen completa o aceptar, en su caso, los huecos que el puzzle traiga consigo.

Paloma Ponce Contreras. Psicóloga Sanitaria Colegiada Clínica Teneas.